La Leyenda de la Rosa
Estaban a pocos metros, cuando el sujeto se giro; y todos los caballeros
pudieron contemplar los ojos rojos y venosos que se escondían tras la
visera del casco coronado.
-Os estaba esperando, han sabido llegar bien hasta aquí, pero los notos
cansados- rió burlonamente -¡Contemplaron mi grandiosa escena!
¿Estáis seguros que queréis luchar?
Cuando creyó que solo obtendría por respuesta silencio, hizo un ademán
de seguir burlándose, pero Nicolás habló de pronto:
-Tu maldad acabará hoy, no dañareis ningún alma más de nuestro reino,
y si es necesario matarte no dudaremos en hacerlo, os ofrezco rendiros,
pues lucharemos sin piedad, con la fuerza de nuestros caídos.
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