La Leyenda de la Rosa
Wyglaf se despidió de sus compañeros con una reverencia, mientras estos se alejaron, hasta que se perdieron de vista y sólo se sentían resonar sus armaduras.
Se prepararon los dos contrincantes, y cuando la puerta que conducía a la siguiente habitación se cerró, se pudieron oír sus espadas chocar, ya había comenzado la batalla.
Mientras sus compañeros caminaban con el pensamiento y su fe puesta en su amigo, Wyglaf luchaba ferozmente contra su enemigo.
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