La Leyenda de la Rosa
Casi no se golpeaban, las espadas chocaban, y ninguno mostraba debilidad alguna,hasta que en un descuido,
¡saz! El malvado consiguió asestarle un golpe letal.
Wyglaf, ya herido, no era capaz de defenderse y cada corte que recibía le recordaba un momento pasado de su vida. Siempre fue un caballero entregado a su reino, de un honor admirable, siempre dispuesto a dar su vida por otros.
En su vida, nunca dedico tiempo más que a su trabajo…
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