La Leyenda de la Rosa
La habitación estaba recubierta por placas de oro sucio y desgastado,
antorchas encendidas colgaban en cada una de las paredes, la sala no era muy grande, y en su centro se hallaba un pedestal en el que reposaba una pequeña caja de cristal, dentro de la cual se podía distinguir una pequeña nebulosa negra.
Nicolás se acerco desconfiado, lentamente con su espada
en mano. Miró la cajita rodeándola, luego recorrió con la vista la sala, y
decidió entonces arriesgarse a tocar la caja.
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